HR Ratings revisó a la baja su expectativa de crecimiento anual en 2022 para la economía mexicana, de 2.9 por ciento, a 2.5 por ciento, toda vez que desde la perspectiva de la calificadora, el panorama para la economía nacional en este año es mixto, “pero predominan los sesgos a la baja”.
Advirtió que de persistir la debilidad económica observada desde 2019, México terminaría de recuperarse del impacto de la pandemia y de la debilidad de inversión a largo plazo, hasta finales de 2023 e inicios de 2024; un año más tarde de lo que inicialmente anticipado.
Algo positivo para la economía mexicana es que HR Ratings previó que la estadounidense continúe expandiéndose a un ritmo acelerado, lo que beneficiará las exportaciones mexicanas, como resultado de su estrecha relación con el sector manufacturero y el envío de remesas, que reflejó un sustancial incremento en 2021.
Además, la calificadora estimó que se resuelvan paulatinamente los problemas asociados a las cadenas de suministros, lo que sería un efecto positivo sobre la actividad industrial nacional.
Otro punto a favor es que el gobierno federal se encuentra preparando un tercer paquete de inversión en asociación pública-privada que, de materializarse, podría resultar positivo para la inversión que se ha mantenido estancada desde finales de 2018.
En contraparte y en lo que refiere a la economía estadounidense, aunque el crecimiento en el cuarto trimestre alcanzó 6.9 por ciento a tasa anualizada en comparación con el tercer trimestre de 2021, con cifras preliminares, buena parte del incremento se debió gracias a un amplio aumento en los inventarios, después de tres trimestres consecutivos de reducciones.
HR Ratings también estimó que México enfrentará una restricción monetaria mayor en 2022.
“Nuestro estimado contempla un escenario de por lo menos 125 puntos base (pb) adicionales sobre el nivel de la tasa de interés actual, lo que la llevaría a ubicarse en 6.75 por ciento al cierre del año frente al nivel de 5.50 por ciento al cierre de 2021”.
Además, previó que los mercados financieros nacionales enfrentarán una mayor volatilidad a raíz de los ajustes en las posturas monetarias de los principales bancos centrales de las economías desarrolladas.
Eso, derivado de los movimientos anticipados por la Reserva Federal (Fed) que posiblemente comience a aumentar su tasa de referencia en su próxima decisión de marzo, lo que podría incidir negativamente sobre los flujos de inversión que llegan a México en caso de no actuar de forma similar.
Adicionalmente, existen otros factores que podrían restarle dinamismo a la economía mexicana en el año, entre los que destacan: las presiones inflacionarias especialmente en el componente subyacente; en particular el incremento en el precio de los energéticos, así como la incertidumbre sobre la agenda del gobierno federal entorno a la reforma energética.